Distraída [Lucius]

Caminaba por uno de los pasillos de las Mazmorras, queriendo salir de allí. Tenía unos libros en las manos que tendría que devolver a la biblioteca. Mientras los venía leyendo, choqué contra alguien.

-Perdóname -dije y luego levanté la vista y vi a Lucius.

Iba con aire despreocupado por las mazmorras. Recién acababa de salir de la sala común, no sabía hacia donde iría, tal vez a molestar un poco a algunos chiquillos. Eso le divertía bastante. Estuvo a punto de gruñir cuando sintió a alguien interponerse en su camino, pero su protesta fue acallada al ver una cabellera rubia, reconociéndola al instante.
-Narcissa -dijo a modo de saludo.

Sonreí de lado y levanté una ceja. Acomodé mis libros en mi pecho.

-Buenos dias, Lucius -saludé mirándolo algo arrogante-. ¿Qué hacias por aquí?

Dió un paso hacia atrás, acomodándose un poco la capa y la túnica, la cual estaba impecable, obra de los elfos domésticos.
-Paseaba, solamente -dijo con voz tranquila, esa que tanto lo caracterizaba.

Me apoyé en una de las paredes de el pasillo.

-El otro día hablamos sobre tí con mi hermana Andrómeda -conté sin rodeos-. Parece que tienen una relación algo estrecha, ¿no?

Recordó las palabras de Andrómeda, y una leve sonrisa se curvó en sus labios.
-¿De mí? Interesante -murmuró, tranquilo, manteniendo la sonrisa. -Sí, somos bastante cercanos

-No me imaginaba a Adrómeda contigo -dije alzando los hombros y mirando el suelo-. Es algo extraño...

-Esa es la idea, cariño. Hay que ser astutos -enarcó una ceja, rígido en su lugar.

-Entonces ve con tu "amorcito" -murmuré ofuscada-. O así es como ella me dijo que se llaman -dije con fingida ignorancia. Obviamente todo me importaba por mi hermana, ¿no? Claro, no podía estar con alguien tan diferente a ella.

Sonrió de lado, algo satisfecho con la reacción de la chica.
-¿Te molesta, Narcissa? Porque eso pareciera -dijo con su tono arrogante, regodeandose de las reacciones de "ignorancia" que la chica estaba teniendo.

-Obvio que me molesta, mi hermana está cayendo en tus garras -dije con arrogancia y levantando mi mirada hacia sus ojos-. A parte, ¿por qué otra cosa me molestaría, Malfoy?

-Pues déjame decirte que tu hermana es bastante atrayente -comenzó a caminar por el pasillo, pasando por el lado de Narcissa, rodeándola, como dibujando una especie de pared en torno a ella. -Tiene un cuerpo de fábula, algo que muy pocas personas en el castillo tienen -siseó en su oído, parado detrás de ella.

Fruncí mis labios y mi ceño mientras él hablaba.

-No tienes porqué describirme eso, sé que ella lo heredó de mi -susurré arrogante y con una sonrisa ladeada-. Igualmente no creo que ella para tí, necesitas a alguien con caracter más fuerte y con más dotes de Slytherin que mi hermana -dije, bruscamente me di la vuelta quedando frente a él.

-¿De ti? ¿No lo habrá heredado de tu madre? -sonrió levemente de lado, arrogante como el solo. -¿Alguien con más caracter? ¿A quién siguieres entonces? -dio un paso hacia atrás cuando ella se dio la vuelta.

-No te sugiero a nadie, pero sé que si llegas a lastimar a mi hermana, no tendré piedad contigo. Y creo que Bella tampoco -dije sonriendo, confiada.

-¿Y cuándo tú tienes piedad con alguien? Eso no me sorprende -dijo sencillo, calmado.

-En este momento, por ejemplo. Te podría mandar a la mierda, y no lo he hecho, además no llevo la varita conmigo, tienes suerte -susurré maliciosamente.

Levanta una ceja, divertido con la situación.
-¿Y se supone que debo pedirte que tengas piedad? -dijo, sarcástico.

-No es necesario -dije con su mismo tono-. No te va a servir de mucho... -murmuré con las cejas alzadas-. Solo espero que recapacites con el tema de mi hermana.

-No hay nada que recapacitar. Gustele a quien le guste, somos bastante cercanos -dijo como punto final a esa discusión.

-Ok -dije enojada-. Creo que seguiré haciendo mis cosas.

-Como quieras -se dió media vuelta decidido a seguir su camino.

Me di la vuelta, pero recapacité y fui tras Malfoy tomándolo del brazo.

-Esta bien, acepto que me gustas y nunca te podría tocar un pelo para lastimarte, y sé que te importa un bledo lo que yo te pueda decir, pero no podía contenerlo más -me confesé mirando mis zapatos y sonrojándome fuertemente. Supe que era la primera vez que me sentia realmente liberada-. Ahora sí puedo irme.

Comenzaba a caminar, decidido a seguir con sus anteriores planes cuando sintió una pequeña mano tomarle del brazo. Pensaba protestar pero sus palabras lo dejaron frío. Se esperaba eso de las demás chicas, pero jamás de la fría y dura Narcissa. Reprimió una sonrisa, pero no de satisfacción. Estaba contento con esa declaración, no porque eso alimentaba más su ego sino porque él también la consideraba atractiva.
-Ya era hora Black -la tomó esta vez él del brazo, evitando su escape.

-Dejame ir, no pienso quedarme aquí para escucharte burlarte de mis sentimientos, porque no soy igual a las otras niñitas que te persiguen -le dije con arrogancia y levantando mi mirada del suelo-. Y esto queda entre nosotros, no abras la boca de más Malfoy -susurré procurando que nadie de los que pasaban pudieran escucharnos-.