Estaba harta de las clases, harta del uniforme y harta de estudiar. Lo primero que hice fue quitarme el uniforme, dándome igual que fuera obligatorio, aunque tenia puesta la capa. Cogí el libro que en ese momento seguía, uno de los libros muggles que me compraba mi tía "aptos para mi edad" ¿Cuantos años creía que tenía, 12? Aunque realmente me estaba gustando. Después me fui al campo de Quidditch y me escondí detrás de las gradas para fumarme un cigarrillo. Saqué el paquete y encendí el pitillo relajandome. Me senté dandole una calada. Uno de mis peores vicios era fumar, desde luego. Mas de una vez que aconsejaron que lo dejara pero, bah, que mas daba ya. Sonreí y me apoyé en uno de los palos de metal. Me quité el cigarro de los labios y canturreé una canción preciosa para mi gusto. Eché la cabeza hacia detrás relajada y di golpecitos en el pequeño libro.
Después de unos minutos, volví a poner bien la cabeza y me dispuse a leer. Abrí por la página correcta y comencé a leer las primeras lineas, hasta que encontré la correcta y prácticamente me convertí en la protagonista de la historia, es decir, me "adentré" en el libro, aunque cada poco, daba una calada al cigarro.