Increible pero cierto (Libre)

Ya pasados los días se me habían acumulado los deberes de forma peligrosa, por lo que esa primera tarde que tenía libre había decidido dedicarla a avanzar aunque fuera algo el trabajo.
Cargando varios libros fui a los estantes a buscar más, aquellos que necesitaba para los deberes de runas antiguas, y luego fui a la zona de mesas buscando una vacía en la que instalar todo.
La biblioteca estaba casi vacía, por lo que verlo fue fácil y más inesperado todavía. ¿Qué haría él allí solo?
Y... ¿leyendo un libro? Eso sí que era extraño.
Suspiré y me acerqué en silencio dejando los libros con un golpe seco justo frente a él en la misma mesa y lo miré interrogante y vacilante.

Un golpe interrumpió mi concentración, al levantar la vista me ví cara a carcon Régulus. Desde que me había ido de casa sólo lo había visto mientras hablaba con Bellatrix, y la verdad era que no me había imaginado poder encontrarme con él a solas.
Yo no era una de esas personas que se quedaban sin saber que decir, pero no sabía bien como tratar a mi hermano después de lo que había pasado.
Suspiré con fuerza antes de hablar.

-¿Deberes?-Pregunté sin saber muy bien que decir, era lo único que se me había ocurrido.

Por unos segundos me pareció que íbamos a quedarnos eternamente mirándonos en silencio, pero entonces él habló por fin. Me sorprendí de que pareciera casi tan inseguro como yo.
Asentí lentamente mirando la pila de libros que había dejado en la mesa.

- Sí - murmuré mirándolo de nuevo - Te... ¿te molesta que me siente aquí? - apreté los labios algo nervioso.

-No.. no me molesta, puedes sentarte si quieres, es una zona pública... -Dije más serio de lo que me hubiese gustado. Me sorprendió bastante que quisiera sentarse, había supuesto que mi quería ex-madre le habría prohibido acercarse a mi.

Volví a mirar el lirbo de Quidditch nuevamente, y pasé un par de páginas algo nervioso, sin apenas mirar las imágenes, luego volví a levantar la vista, pero no supe si era oportuno decir algo o no, así que me calle, no quería decir nada que sonase desagradable, no me apetecía discutir con él.

Asentí de nuevo y me senté procurando que fuera en el mayor silencio para no molestarlo. Vi que él seguía en lo suyo leyendo aquel libro y yo también saqué una pluma y esparcí los pergaminos por la mesa abriendo un libro.
Pero volví a sentir su mirada y se la devolví, aún vacilante.
- Sé lo que piensas - murmuré dejando la pluma a un lado - Quizás no deberíamos hablar, pero... - me mordí un labio y lo miré pensativo - Supondrás que ella prohibió todo lo referente a ti, pero no le vas a contar esto, ¿no? - sonreí sin alegría y volví a mirarlo pensativo.
- Me gustaría saber si ... Será para siempre. El que te hayas ido.

Y eso conllevaba muchas cosas detrás. Hasta había desaparecido del árbol genealógico...

Me sorprendió bastante que Regulus me hablase de aquella manera, demasiado, y sabía que se estaba arriesgando, porque cualquiera de mis queridas primas podía aparecer, y si nos veían hablar, él poddría tener muchos problemas.

Sonreí levemente y negué con la cabeza.
-Yo no voy a decirle nada, esa mujer ya no es nada mío -Sabía que, seguramente, habría sido ella la que personalmente había quemado mi nombre de aquel estúpido tapiz- Puedes estar tranquilo.

Su última pregunta me descolocó bastante, tal vez no debería haberme sorprendido tanto, pero teniendo en cuenta la família a la que pertenecíamos (o a la que yo había pertenecido) me podía esperar cualquier cosa, incluso que mi hermano me despreciase. Sinceramente, me alegró ver que no era así.

-Hace tiempo que esa ya no es mi casa -Respondí amargamente y bajé la vista hacia el libro.- No, no voy a volver-Dije, y volví a mirarle- A demás ¿Te imaginas cómo se pondría ella si me viese en su casa otra vez? -Sonreí de lado- ni yo quiero olver ni ella quiere que vuelva.

Lo miraba atento mientras me respondía. Me alegraba que lo hiciese, por un momento pensé que no iba a hablarme y se iría o algo así. Ahora podría pasar cualquier cosa, pero me hablaba como siempre. Con mucha más cautela, sí, pero normal.
Esa mujer... Hacía años que la llamaba así, no sabía desde cuándo. No me podía imaginar cuánto la detestaba, cuánto nos detestaba a todos y a cada cosa referida a la familia.
Lo miré de nuevo sabiendo que era una pregunta perdida la que le había hecho, él jamás volvería ni nada iba a ser igual otra vez. Sí, claro, ya me imaginaba lo que pasaría si se volvieran a encontrar...
Suspiré en silencio y lo miré con cierta tristeza.
- Claro - murmuré en un susurro vacío - Lo entiendo...
Osbervé sus ojos con aquella molesta incertidumbre que me embargaba ahora cuando lo miraba.
- ¿Estás bien, verdad?
Era otra pregunta estúpida, pero no pude evitar hacerla.

Estaba bien poder hablar con Regulus después de todo lo que había pasado, aunque no pudiera ser con gente al rededor. Y estaba bien que, a pesar de la tensión que había mientras hablábamos, pudiesemos hacerlo de manera normal.
Asentí ante su pregunta y sonreí, me alegraba saber que no todos dentro de esa casa me odiaban, y también saber que mi hermano pequeño no me odiaba y que se preocupaba por mi.

-Ahora ya lo estoy -Y esque en los últimos seis años, desde que había quedado en Gryffindor, mi casa se había convertido en in infierno.

Miré a Regulus sin poder evitar preguntárselo.

-¿Tu estás bien? -Pregunté a la defensiva. No sabía que había pasado después de mi huída en aquella casa- ¿No te habrán dicho nada a tí, verdad? -Sería raro que lo hubiesen hecho, Walburga solo descargaba su frustración materna contra mi, pero quería asegurarme.

Casi sonreí con la respuesta de Sirius. Claro, ahora estaba en un lugar donde nadie lo despreciaba, sino todo lo contrario. Sirius era respetado y admirado dentro de su grupo de amistades y dentro de su casa.
Me sorprendí por su pregunta, pero me relajé por fin, al parecer podríamos hablar normalmente. Si nadie nos veía, claro.
- Sí, bien - murmuré sin mucha seguridad. Ese día, cuando se había ido, y los posteriores, habían sido un infierno en casa, más que de costumbre.
- Pero... no te imaginas cómo se puso - murmuré sabiendo que él entendería a quién me refería - De verdad que no... ya sé que pensarás que exagero, pero créeme. Imagínatela diez veces peor que en su día más malo. La verdad ninguno pudo escapar indemne a eso - suspiré recordando con dolor toda la casa a punto de explotar con sus gritos y maldiciones.

Lo escuché con atención, sabía a quien se refería, y no pude evitar sentirme algo culpable. Lo que había pasado era algo entre ella y yo en su mayoría, una mala relación de años, y no me agradaba que Regulus se viese afectado por ello.

-Lo.. lo siento -Dije de manera entrecortada- Sabía que se enfadaría mucho pero no pensé que tanto -Y en realidad no había pensado, simplemente hice las maletas y me fuí, por puro impulso. Lo miré- Se que no exageras -Sonreí amargamente- la conozco tan bien como tú.

Asentí levemente y lo miré ahora con una media sonrisa tímida.
- No tienes por qué sentirlo. En verdad da igual, iba a pasar tarde o temprano - me reflejé en sus ojos brevemente.
- Bueno... sólo quería decirte que - hice una pausa algo incómodo de nuevo - Que yo no te odio - murmuré bajando la mirada a los ribetes de la madera de la mesa - y no estoy de acuerdo en cómo ha actuado contra ti.

Sonreí sin vacilación al escuchar lo último, había decidido que nada de lo quemi família opinase tenía que importarme lo más mínimo, pero debía de reconocer que aquello me alegraba muchísimo. En parrte era por tener la certeza de que mi hermano no pensaba como el resto, y eso me daba esperanzas en él.

- Me alegra mucho oirte decir eso, de verdad -Dije con sinceridad.- Pero que no te oigan en casa, creo que ella no sportaría descubrir que su segundo hijo también tiene ideas própias -Le advertí sin dejar de sonreir.

No pude evitar sonreír también junto con él más relajadamente.
No había casi nadie ya rondando por la biblioteca, y había un gran silencio. Lo miré sin dejar de sonreír divertido.
- No, no lo soportaría - negué con la cabeza - No quiero ni imaginarlo - arrugué un poco la nariz intentando no recordar los gritos de Walburga e imaginar los extra que daría si fuera el caso.

- Pero tampoco me subestimes - lo miré más desafiante, como muchas veces lo había hecho antes cuando él se jactaba de algo - Puedo estar en desacuerdo en muchas cosas.
Lo miré de nuevo pensativo y repentinamente me recordé de algo y comencé a rebuscar en el bolsillo hasta que encontré lo que buscaba. Le tendí un objeto arrugado en el puño.

- Es tuyo - murmuré no muy seguro de cómo reaccionaría. Era una cadena de plata con una pequeña medalla de metal negro con el emblema de los black dentro de un marco decorado. La usábamos desde hacía años, porque tenía la capacidad de zumbar cuando uno de los dos requeríamos comunicar algo al otro. Yo tenía la gemela, y nos había servido cuando nos castigaban. Dudaba que la quisiera ahora, pero era suya y la había rescatado del desastre que había hecho ella.
- Quizás te sirva para algo.

-Tranquilo, que sabes que hablaba en broma –Dije al ver como me miraba- Al fin y al cabo eres mi hermano, en algo tenemos que parecernos.

Miré como se llevaba la mano al bolsillo con curiosidad, y abrí bien los ojos al ver lo que sacaba. En la vieja mansión Black, con Walburga dando gritos y encerrándonos en nuestras habitaciones todos los veranos para asegurarse de que no saliésemos de la casa y nos relacionásemos con muggles, aquel objeto era una de las pocas cosas con las que habíamos podido distraernos.

Vacilé un poco antes de cogerlo, no me hacía gracia conservar nada que llevase la marca de aquella familia, pero luego tendí la mano y lo cogí. No sabía cuanto tiempo pasaría hasta que volviera a hablar con Regulus después de aquello, no perdía nada cogiéndolo.

-Gracias –Le dije mientras lo cogía y me lo guardabaa en uno de los bolsillos.- Podría sernos útil alguna vez –Suspiré- Sobre todo si Bella anda rondando.

Sonreí cuando lo cogió y luego hice un gesto de exasperación.
- ¿Bromeas? Bella tiene unos ojos de águila y tú eres su presa principal - suspiré frunciendo los labios apoyando la espalda en el respaldo de la silla - Es un fastidio estar entre los dos - le sonreí sin cambiar la expresión algo fastidiada y luego le señalé el libro que estaba leyendo él con diversión.
- Me sorprende esto - reí entre dientes - ¿tanto has cambiado este verano?

-Está obsesionada con deshacerse de mi por todo eso del "honor familiar" -Dije sonriendo de medio lado y negando con la cabeza- Pero le harán falta algo más que amenazas.

Miré mi libro y luego de nuevo a él, para luego levantar el libro y enseñarselo.

-Oye, que es un libro de Quidditch -Me defendí- Casi todo son fotografías -Las señalé- ¿De verdad pensabas que iba a ponerme a estudiar a estas alturas?

Apreté los labios para no reír cuando me enseñó el libro y miré divertido las imágenes en movimiento, que ocupaban casi todas las páginas.
- Sí, ya me parecía demasiado raro - reí entre dientes - No... a estas alturas ya no sirve estudiar, además que no lo necesitas - lo miré sonriendo, de una manera u otra se sacaba buenas notas sin estudiar nunca. Lo envidiaba por eso, se anotaba un tanto más en contra mía.
Moví la cabeza y tomé la pluma de nuevo metiéndola en la mochila al igual que los pergaminos y dando un suspiro en silencio.
Lo miré y le sonrreí de nuevo.
- Será mejor que me vaya a trabajar.
A su lado no podía hacerlo, nunca pudimos, o nos poníamos a pelear o a reír, y ahora menos en la biblioteca a que nos vieran.
- Ojalá que te vea de nuevo... pronto - lo miré divertido.

Me encogí de hombros.
-Las jugadas de Quidditch no son tan fáciles como Encantamientos, en es que hay que esforzarse -Dije reprimiendo una risa.

Cogí el libro y volví a ponerlo cara a mí. Luego miré a Regulus de nuevo y asentí con la cabeza.

-Si sí, que a demás este año tienes los TIMO y no es ninguna tontería -Aunque, realmente, yo nunca me los bía tomado en serio.

-Vernos nos veremos seguros, que podamos hablar sin que me decapinten es otra cosa -Dije sin dejar de sonreir.

Tuve que apretar los labios para no reírme estrepitosamente de lo que acababa de decir.
- ¿Qué dices? - reí entre dientes sin poder contenerme - Como si tú te hubieras preocupado alguna vez de ellos. Es inútil, siempre seré más tonto que tú - lo miré divertido.
- Bueno, yo no dejaré que te decapiten - le sonreí - así que... espero que aprendas mucho de Quidditch... pero igualmente le ganaremos a Gryffindor, no importa cuánto estudies - alcé las cejas desafiante, pero risueño.

-Tu nueres tonto -Le dije con seguridad- Lo que pasa es que tu Sala Común está repleto de ineptos, y no ejercen una gran influencia sobre tí -Me encogí de hombros.

Lo miré y alcé las cejas al escuchar lo último.

-¿Perodón? -Solté una risa irónica- Mas quisierais llegarnos a la suela de los zapatos en algún partido. A demás -Levanté el libro- yo nunca leo en vano, bueno en realidad nunca suelo leer...

Me crucé de brazos y rodé los ojos mientras comenzaba a discutir.
- Eso ya lo sé, así que para mí sigue siendo un misterio cómo pasas los exámenes - reí - Bueno, pero ya veremos en las canchas - alcé una ceja desafiante - Este año ningún gol de Gryffindor pasará por el aro - le sonreí .

Me encogí de hombros.
-Yo sólo voy a los exámenes y pongo lo primero que se me ocurre, si luego está bien es pura suerte -Sonreí y volví a encogerme de hombros- Mas quisieras, os machacaremos en todos los partidos, ya verás

- Ya lo veremos - le sonreí y recogí todos los libros llevándolos con los dos brazos.
- Pórtate bien, Sirius - reí entre dientes haciéndole un gesto de adiós con la cabeza.

-Yo siempre me porto bien, lo que pasa es que no comprenden mi sentido del humor -Dije mientras le veía irse -Hasta otra.

Y volví al vista al libro